De manera
muy extraña llegaron a mis manos documentos sobre las misiones en el Alto Apure
por los Padres Dominicos en tiempos de Mons. Tomás Antonio Sanmiguel recordando
a la vez que hace algún tiempo había escrito un folleto sobre la misma materia
habiendo entregado con mucho cariño a los padres dominicos de la parroquia
Santa Bárbara y cuál no sería mi sorpresa que el padre Azenjo que había sido destinado
para labores pastorales en dicha parroquia se interesó por el tema
multigrafiándolo, gesto que agradecí por la gratitud que manifestaba al
multiplicar mis esfuerzos para que llegaran a muchos lectores.
Teniendo
pues, dicho material disponible consideré necesario mejorar el trabajo anterior
y darle mayor contenido teniendo en cuenta que lo realizado por los sacerdotes
dominicos de la Provincia de San Antonino, Sede ubicada en Colombia habían
aceptado la propuesta ofrecida por Mons. Tomás Antonio Sanmiguel de encargarse
de esa vasta zona de Apure en Venezuela que adolecía de la presencia de la
Iglesia Católica para sus auxilios espirituales y de crecimiento humano, ético
y social. La respuesta fue, por demás interesante, cuando ya había sido
ofrecido ese inmenso campo de evangelización a otras comunidades religiosas,
entre ellas a los pasionistas y no lo había aceptado.
Hoy
podemos decir, que existen dificultades, pero en ese tiempo, hace casi 100 años atrás las penurias eran
multiplicadas por 1000 y sin embargo, hubo religiosos que apostaron a dejar la
comodidad de un claustro, sus posibles familiares y su país para venir a un
lugar inhóspito y lejano de la civilización para llevar el mensaje del
evangelio. Esto es de aplaudir y agradecer al Dios bueno y bondadoso que supo
mover corazones para que esta empresa se realizara.
La huella
dejada ha quedado imborrable en el testimonio escrito en hojas sueltas y
algunas cartas intercambiadas entre el obispo y la comunidad que atendía esa
inmensidad de territorio, pero seguramente también quedó la semilla sembrada en
el corazón del Llano de la región de Guasdualito y El Amparo y otros lugares donde llegó la
palabra y la obra de los misioneros que sembraron la fe de Jesucristo dejando
caminos hechos en cuanto a lo pastoral, educativo y social que fue sendera
luminosa para que los nuevos evangelizadores, los dominicos de Venezuela
continuaran la obra felizmente emprendida y que hoy por una bondad maravillosa
del buen Dios ha permitido que tengan al frente de ese inmenso territorio a un
obispo que debe desempeñar el papel de pastor a imitación del
Buen Pastor Jesucristo, Señor Nuestro.
Las
generaciones nuevas no pueden olvidar que somos eslabones de una misión que
otros emprendieron con mucho sacrificio dejando en los caminos del llano
jirones de vida y de esfuerzo que solo sabe medir quien es el dueño de la mies,
el Señor Resucitado.
El libro
a la vez que quiere ser una palabra de gratitud a los obreros del Señor guiados
por Mons. Tomás Antonio Sanmiguel quien estuvo inquieto durante todo su
episcopado por esos frailes que en medio de las penurias tuvieran algún
consuelo haciéndoles llegar lo poco o mucho que podía mandarles, hasta
intenciones de Misa y se hiciera presente dos veces para animarles y consolarles
en tan difícil misión.
Su obra
espiritual fue tan meritoria que obispos vecinos con grandes territorios
abandonados de asistencia espiritual les pidieran que les dieran una mano para
que muchísimos fieles no quedaran sin la asistencia espiritual; su trabajo
llegó hasta muy cerca de Calabozo.
Gracias
damos de antemano a quienes se interesen por leer este libro, espero que la
familia dominicana lo tome en cuenta y los tachirenses seamos agradecidos a
esos héroes anónimos que hicieron quedar bien al Táchira y a su Obispo Mons.
Tomás Antonio Sanmiguel.
Descarga el archivo PDF
Descarga el archivo PDF
Comentarios
Publicar un comentario
¡Bienvenidos sus comentarios! serán publicados luego de verificar