Cada
pueblo por insignificante que sea es
marcado por sucesos trascendentes o no
que dejan huellas profundas en toda su
existencia y los seres humanos los recuerdan sea para emularse o para marcar
distancia por considerarlos perjudiciales. Esos hechos son los que tejen la
historia (unidos) la historia de la humanidad.
La ciudad
de La Grita ha sido marcada en el campo religioso por la devoción y veneración
al Señor Crucificado llamado cariñosamente el Santo Cristo del Rostro Sereno;
otro tanto pudiéramos afirmar de la ciudad de San Cristóbal por el Santo Cristo
de Limoncito.
El pueblo
creyente para dirigirse a las imágenes que representan la santidad de Dios y de
Él recibe toda bondad y misericordia del Creador, ha hecho cotidiano dirigirse
a esos Iconos de su religiosidad por
medio de las NOVENAS.
Se ha
elaborado el instrumento que será muy útil a los fieles creyentes para invocar
a Dios por medio de su Hijo Jesucristo Crucificado en la advocación del SANTO
CRISTO DEL ROSTRO SERENO sea a los pies de la imagen venerada en la Basílica
del Espíritu Santo de La Grita, Táchira, Venezuela o en su recién creado
Santuario en la misma ciudad o en cualquier parte de la tierra, un fiel cristiano deseara rendirle culto.
Los días
de la novena son reforzados por textos bíblicos que buscan la conversión del devoto
al Santo Cristo de La Grita y el deseo
del mismo Señor a Reinar con Él en el mundo a través de la práctica del amor,
la justicia, la solidaridad y la bondad.
Se
introduce la novena con una bella historia del Santo Cristo encontrada en la
capilla de Tadea, lugar sagrado donde un fraile franciscano elabora la talla en
madera, presentada con un realismo y candor sorprendente, sentimientos que sólo
nacen de corazones sinceros y amorosos para con nuestro Dios y Señor.
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