Todo nace ante una inquietud manejada largo tiempo, ante la situación país que implicaba a todos los venezolanos y teniendo en cuenta que se tenía una palestra donde manifestar inquietudes, el Diario Católico de la ciudad de San Cristóbal consideré la posibilidad de ofrecer mis servicios al señor Director el Pbro. Laureano Ballesteros para que me permitiera emitir opinión política sobre el acontecimiento regional y nacional.
Como la política es la actividad más propicia
para trabajar por el bien común, mi propuesta fue aceptada y en el mes de
febrero de 2009 hice llegar mi primer aporte manteniendo la opinión por el
transcurso de tres años y ocho meses en una entrega semanal.
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Fue de la opinión de mis consecuentes
lectores que lo manifestado era lamentablemente una realidad innolcultable y lo interesante, los planteado era apoyado por documentos eclesiales que invitaban a anunciar y denunciar los acontecimientos
favorables o desfavorables del país.
Como es natural, la página produjo cierta
roncha en algunas dependencias gubernamentales, porque daban la oportunidad a
muchos a reflexionar en voz alta y pensar que deberían existir caminos mejores
de redención para los habitantes de la Patria.
La página tenía la particularidad de olfatear el tema más candente de la semana que producía mayor estupor entre los lectores para que esperaran con ansia dicha lectura, que de paso, se presentaba los domingos, el día de mayor paz y reflexión.
El análisis de una época muy precisa desde febrero 2009 a octubre de 2013 dio como resultado 137 artículos expuestos en las páginas centrales del Diario y con fotos para cada ocasión escogidas muy rigurosamente por los amigos del rotativo católico, que de buena gana aplaudían los contenidos expuestos.
Pero como todo tiene un principio y también
un fin la página no pudo presentarse más, por motivos ajenos de quien la dirigía
quedando la nostalgia de muchos que la seguían con interés y apremio.
Quiero dejar este testimonio a las generaciones futuras para que no se dejen engañar de falsos profetas que buscan las palabras más dulces para vender el veneno de mayor capacidad de destrucción teniendo en sus rostros las huellas más elocuentes de que lo que hacen solo les beneficia y tienen la conciencia que hunden en la más vil miseria a quienes dan la vida por ellos y por la ideología que predican.
En estos tiempos de desconcierto y desaliento ante un país destrozado queda el consuelo de que hubo voces que señalaron a su tiempo, épocas difíciles y sin embargo todos estaban embriagados de la manera de hacer política y permitían toda clase de desafueros con la esperanza de que el país fuera redimido, sin embargo, no fue así.
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