Con la Iglesia afirmamos que la verdadera catequesis ha de ser de los Adultos, son ellos los responsables de la educación cristiana de sus hijos. En principio no debería existir catequesis de niños, adolescentes o jóvenes, ellos forman parte de las familias que un día ante el altar se comprometieron a la Educación de sus hijos y al hacerlo primeramente se comprometieron en el crecimiento de la fe de aquellos que por bondad y gracia de Dios engendraron a la vida, y porqué no a la fe.
La catequesis de adultos la dirige la Iglesia a personas que tienen el derecho y el deber de hacer madurar el don que Dios les ha dado en el bautismo; ha de ser constantemente iluminada, desarrollada y protegida para que adquiera la madurez necesaria para actuar personal, social y espiritualmente dándole unidad y esperanza a todo su quehacer humano. La catequesis le ha de ofrecer las herramientas para buscar el Reino de Dios ocupándose de las realidades temporales y ordenándolas según Dios. Existen dos fines claros en la catequesis de adultos: formación litúrgica, es decir, participar consciente, activa y fructuosamente de los sacramentos y capacitándose en el servicio de la caridad con el prójimo.
El Manual que se ofrece es sólo un instrumento que puede ser manejado por laicos bajo la dirección del sacerdote, por los grupos, por los movimientos apostólicos y de todo fiel creyente que desee crecer en la fe, ofreciendo solo hora y media semanal y comprometiéndose a llevar a cabo los compromisos presentados u otros parecidos que les motiven durante la semana.
Los temas presentados son 20 LECCIONES muy sencillas, incluyen una pequeña exposición, preguntas para interiorizar lo expuesto y un trabajo apostólico semanal. Para el mejor provecho se expone al final una bibliografía que puede utilizarse por parte de los participantes para profundizar durante la semana siguiente.
Cada pueblo por insignificante que sea es marcado por sucesos trascendentes o no que dejan huellas profundas en toda su existencia y los seres humanos los recuerdan sea para emularse o para marcar distancia por considerarlos perjudiciales. Esos hechos son los que tejen la historia (unidos) la historia de la humanidad. La ciudad de La Grita ha sido marcada en el campo religioso por la devoción y veneración al Señor Crucificado llamado cariñosamente el Santo Cristo del Rostro Sereno; otro tanto pudiéramos afirmar de la ciudad de San Cristóbal por el Santo Cristo de Limoncito. El pueblo creyente para dirigirse a las imágenes que representan la santidad de Dios y de Él recibe toda bondad y misericordia del Creador, ha hecho cotidiano dirigirse a esos Iconos de su religiosidad por medio de las NOVENAS. Se ha elaborado el instrumento que será muy útil a los fieles creyentes para invocar a Dios por medio de su Hijo Jesucristo Crucificado en la advocac...
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